miércoles, 14 de julio de 2010

¡¡CAMPEONES!!

Que todos los españoles pongan el grito en el cielo. Que su aliento se prolongue hasta el Soccer City. Que las lágrimas de Casillas signifiquen la gloria y el beso a su novia, el amor a una España vestida de blanco.
En el día más esperado, la final, cumplió. España es un justo campeón mundial en Sudáfrica 2010.
Porque tuvo paciencia. Porque se cansó de elaborar peligro en el área rival. Y porque nunca dejó de tener el balón. Si España tiene un mérito es no dejar jugar al rival, y lo que es peor, regalarle el esférico. Indudablemente tiene dos jugadores que poseen una calidad estupenda. Incapaces de perder o errar un pase. Xavi e Iniesta. Dos hombres que entienen el fútbol como lo que es. Un juego simple de toque. Y si a eso le sumamos su capacidad creativa dentro de la cancha, los convierte en futbolistas modernos, marketeros. Porque siempre tienen una propuesta distinta. Un juego impredecible. Y que su intención no es ser famosos, sino hacer famosos a otros. En el fondo un Carles Puyol en lo suyo. Un líder, un capitán que transforma su experiencia en compromiso, obligando a los demás a imitarlo. Un poco más atrás, uno de los mejores arqueros del mundo: Iker Casillas. Si el portero del Real Madrid tuvo un mérito en esta Copa Mundial, ese fue su seguridad. Obsequió un solo rebote ante Paraguay que lo solucionó con un tapadón a Roque Santa Cruz en los minutos finales. En adelante, fue un espectador más dentro del campo. Finalmente, el la delantera un goleador de raza pura. Pero que encaja a la perfección en un rompecabezas fácil de construir. Definiendo cuando lo debe hacer y pasando el balón cuando es necesario. Cinco goles no son cualquier cosa en un mundial. Ya quisiera Raúl González estar parado en medio del estadio sudafricano cargando la copa y con cinco goles en el torneo. Pero la historia lo dejó en el pasado, y el presente tiene un nombre propio: España. De las selecciones que vi jugar al fútbol, esta es la mejor.

miércoles, 7 de julio de 2010

EL SUEÑO NARANJA

Holanda vuelve a ser protagonista. Luego de 32 años ha llegado a la final de un Mundial de Fútbol. Esta vez, de manera intrépida. Pero, tambíen contundente. La "Naranja Mecánica" ha ganado los seis partidos que disputó en Sudáfrica 2010. Es decir, de coronarse campeón, habrá ganado todos. Será un ganador indiscutible. Además, cogerá con ternura la Copa del Mundo que le fue ajena de manera consecutiva en Alemania '74 y Argentina '78 y la llevará a lo más alto del Soccer City, estadio donde se disputará la final, para que el mundo sea testigo de su gloria. Esta vez, sin Johan Cruyff pero con Wesley Sneijder como principal figura.

SUEÑO A MEDIAS. La "Naranja Mecánica" disputó dos veces una final del mundo. Primero fue en el año 1974, donde el anfitrión era Alemania. Fue justamente ante esta selección que perdió su primera chance de coronarse campeón. De la mano de Joahn Cruyff y Johan Neeskens, Holanda se situó en el Olímpico de Múnich, estadio donde se jugó la final. En aquel partido, la "Naranja Mecánica" había dado el primer golpe tras adelantarse en el marcador gracias a un penal convertido por Neeskens. Sin embargo, Paul Breitner y Gerd Müller se encargaron de relegar a los dirigidos por Rinus Michels al segundo lugar.
No obstante, los holandeses nunca perdieron el sueño de salir campeones mundiales. Por ello, en la siguiente cita mundialista, en Argentina '78, la "Naranja Mecánica" regresó con furia a la final. Esta vez, el rival era, nuevamente, el anfitrión. El partido se disputó en el Estadio Monumental de River. Argentina era la gran favorita. Tenía entre sus filas al goleador Mario Kempes, al "Pato" Fillol en el arco y a Daniel Passarella como capitán. Los gauchos empezaron ganando el compromiso con un gol de Kempes al minuto 38 del primer tiempo. Cuando todo hacía parecer que Argentina sería campeón mundial en su tierra, Holanda, a ocho minutos del final empató el marcador con anotación de Dick Nanninga. En ese momento, los 70 mil hinchas presentes en el coloso de Núñez, enmudecieron. Tuvo que alargarse el partido hasta instancias suplementarias. Sin embargo, apelando al coraje y el palpitar de un corazón esquivo de triunfos. Nuevamente, apareció el "Matador" para sentenciar a la "Naranja Mecánica" en el minuto 105 de la prórroga. Finalmente, el sueño se convertía en fantasía para Holanda, Daniel Bertoni los terminó de crucificar a los 116'.

A UN PASO DE LA GLORIA. Holanda enfrentó al anfitrión en ambas ocasiones y tendrá que esperar por el resultado de Alemania y España para conocer a su rival. Sin embargo, cualquiera fuese el ganador, la historia no se repetirá. En esta oportunidad, ni los teutones ni la "furia roja" son dueños de casa. El sueño puede hacerse realidad para la "Naranja Mecánica". Ahora solo enfrentará a una selección que por méritos propios llegará a la final para hacerle frente y no al temor de enfrentar al local. Su máximo miedo y verdugo.




lunes, 5 de julio de 2010

EL CORAZÓN CHARRÚA



La Copa del Mundo se terminó para Brasil y Argentina. Los llamados grandes de sudamérica desnudaron sus falencias defensivas ante rivales poderosos como lo fueron Holanda y Alemania respectivamente. Pero nadie habla de lo que hicieron estos equipos en la cancha. Sino de sus técnicos. Dunga y Maradona, ambos campeones mundiales en su pasado como jugadores, son el blanco donde apuntan las críticas. Que Dunga renunció al juego bonito de Brasil y que Maradona tiene la culpa por hacer jugar a Messi en una posición la cual no conoce. Lo cierto es que: Señores, Uruguay está en semifinales. ¿Por qué hablar de los que ya no están, y no de el que sigue vivo? ¿Por qué seguimos discutiendo sobre Messi y sus cero goles en Sudáfrica? Hablemos de Diego Forlán, de Luís Suárez, Diego Pérez, Fernando Muslera, Diego Lugano. Jugadores que con coraje y fútbol han puesto a Uruguay entre los cuatro mejores del mundo.
Jugadores que, lejos de ser o ganar lo que gana un Cristiano Ronaldo, un Messi o un Kaká, son figuras indiscutibles dentro de un grupo de trabajo bien liderado por Óscar Tabárez.
Forlán es un delantero neto; no obstante, se recoge unos metros atrás y las hace de "10". Es indiscutible por el trabajo y sacrificio que hace dentro de la cancha. A falta de un Recoba, es Forlán quien se pone al servicio de su equipo, de un país entero. Y es que la camiseta celeste no es cualquier cosa. Uruguay jamás ha renunciado a sus raíces. A ese juego fuerte, corajudo, de no dar ni una pelota por perdida. Por eso está donde está. Saben que no son favoritos pero no por ello darán marcha atrás. Al contrario, eso los hace ser más osados, corres el doble y seguir empujando. No importa que en su camino se cruce una montaña sin salida, siempre encontrarán la forma de moverla. De pasar. Y todo por una camiseta. Porque uruguayo que no siente la casaquilla es paraguayo o argentino. Se viene Holanda. El rival más duro en lo que va de la competencia para los charrúas. Sin embargo, el sueño continúa para ellos.