jueves, 18 de agosto de 2011

Barcelona Supercampeón

No podía perder la delicadeza para el pase, la desenvoltura por el pique, la simplicidad para el gol. La belleza de su juego rápido, ligero, tan simple, era imposible que sea censurado. Barcelona, el monarca del toque guapetón y placentero, conquistó nuevamente España y su Supercopa por tercera vez consecutiva. Y Lio Messi, un condenado. Un reo que dentro de la cancha desbarata las leyes del fútbol. Dos goles, gran figura en el triunfo por 3-2 y bautizado como el máximo goleador en la historia de la Supercopa con ocho goles. La "Pulga" no tiene límites. Cada vez brinca más alto.

Amo y señor
Barcelona la tenía clara. Sabía que el empate a cero, o uno, le permitiría levantar el trofeo de campeón. Sin embargo, no puede traicionar su filosofía: ganar a todo equipo que se pare enfrente.
Sin embargo, se encontró ante un Madrid en versión mejorada en relación al año pasado. Atrevido, aunque aún sin contundencia en ataque.
Entonces Iniesta, luego de un magistral pase de Messi, sombreó el balón a Casillas y entonó el primer cántico de gol.
Pero Madrid demostró su mejoría. No se descompuso y repondió con un gol de Cristiano Ronaldo que enmudecía el Camp Nou. Una opción en el arco de Valdés, otra en el de Casillas. Era parejísimo. Barza con su exceso de toques y Madrid osado.
No obstante, la efectividad de los catalanes se impuso. O, más bien, la genialidad. Taco de Piqué dentro del área y Lio Messi, con derecha, marca el 2-1, y fin del primer tiempo.


De candela

Marcelo e Higuaín a la cancha, pero todo volvió a ser parejo. Ocasiones desiguales en cada portería. Hasta que Benzema, a nueve del final del partido, igualó el partido.
Aunque la alegría duró poco al Madrid y Mourinho. Seis minutos más tarde, apareció el más odiado por el técnico portugués, otra vez la "Pulga". Toque, pared con Adriano y golazo.
Barcelona alza la mirada, besa el trofeo y olvida la bronca. Es un justo campeón. .

miércoles, 17 de agosto de 2011

Bendito arbitraje

Los errores arbitrales continúan en boca de todos. El último caso lo ha protagonizado Sporting Cristal. Luego del empate ante Sport Boys a uno en el estadio San Martín de Porres, el presidente de la entidad celeste, Felipe Cantuarias, culpó al árbitro Miguel Santiváñez de inclinar la cancha a favor de los rosados y prometió, con una actitud bastante excitada, que se encargará de que el mencionado juez nunca más vuelva a arbitrar.

Pero, ¿es acaso esta la forma para terminar con el problema del arbitraje en el fútbol peruano? Sería mejor que los presidentes de los clubes promuevan la creación de una comisión fiscalizadora de arbitraje, junto a la Comisión Nacional de Árbitros (CONAR), que otorgue sanciones severas porque no programar a un árbitro como castigo, a veces, es una decisión para contentar a unos y escapar de la responsabilidad de otros. O más claro, lavarse las manos como Pilatos.
Me uno a las nuevas propuestas de solución y estoy seguro que el apoyo va a ser masivo por parte de todos los clubes cuando las propuestas sean bien estructuradas y argumentadas, y no queden simplemente en un "se debe cambiar todo". Sin embargo, detesto que la responsabilidad de un mal resultado apunte siempre hacia el árbitro principal. ¿Acaso Santiváñez ha llevado al antepenúltimo lugar de la tabla de posiciones a los cerveceros?
O se olvidan, en Sporting Cristal, que el 19 de febrero de 2011, en el partido de ida ante Sport Boys en el Callao, los rimenses ganaron en el último minuto con un gol del argentino Miguel Escalada en clarísima posición adelantada -por lo menos tres metros- que Georges Buckley no cobró. ¿Se quejaron? El único que reconoció que el tanto fue inválido fue Guillermo Rivarola, en ese entonces técnico del equipo.
Es muy fácil pedir cabezas cuando pierdes y un drama aceptar ante la opinión pública que ganaste por una decisión errónea que favoreció a tu equipo. ¿O acaso aquella vez Cantuarias lo hizo? Errores arbitrales existen. Sí, perjudican, pero empecemos a pensar cómo solucionarlos. Dar ideas, propuestas. No programar a uno o dos árbitros no soluciona nada.