miércoles, 17 de agosto de 2011

Bendito arbitraje

Los errores arbitrales continúan en boca de todos. El último caso lo ha protagonizado Sporting Cristal. Luego del empate ante Sport Boys a uno en el estadio San Martín de Porres, el presidente de la entidad celeste, Felipe Cantuarias, culpó al árbitro Miguel Santiváñez de inclinar la cancha a favor de los rosados y prometió, con una actitud bastante excitada, que se encargará de que el mencionado juez nunca más vuelva a arbitrar.

Pero, ¿es acaso esta la forma para terminar con el problema del arbitraje en el fútbol peruano? Sería mejor que los presidentes de los clubes promuevan la creación de una comisión fiscalizadora de arbitraje, junto a la Comisión Nacional de Árbitros (CONAR), que otorgue sanciones severas porque no programar a un árbitro como castigo, a veces, es una decisión para contentar a unos y escapar de la responsabilidad de otros. O más claro, lavarse las manos como Pilatos.
Me uno a las nuevas propuestas de solución y estoy seguro que el apoyo va a ser masivo por parte de todos los clubes cuando las propuestas sean bien estructuradas y argumentadas, y no queden simplemente en un "se debe cambiar todo". Sin embargo, detesto que la responsabilidad de un mal resultado apunte siempre hacia el árbitro principal. ¿Acaso Santiváñez ha llevado al antepenúltimo lugar de la tabla de posiciones a los cerveceros?
O se olvidan, en Sporting Cristal, que el 19 de febrero de 2011, en el partido de ida ante Sport Boys en el Callao, los rimenses ganaron en el último minuto con un gol del argentino Miguel Escalada en clarísima posición adelantada -por lo menos tres metros- que Georges Buckley no cobró. ¿Se quejaron? El único que reconoció que el tanto fue inválido fue Guillermo Rivarola, en ese entonces técnico del equipo.
Es muy fácil pedir cabezas cuando pierdes y un drama aceptar ante la opinión pública que ganaste por una decisión errónea que favoreció a tu equipo. ¿O acaso aquella vez Cantuarias lo hizo? Errores arbitrales existen. Sí, perjudican, pero empecemos a pensar cómo solucionarlos. Dar ideas, propuestas. No programar a uno o dos árbitros no soluciona nada.

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